El TDAH y el laberinto del fracaso escolar: más allá de la conducta
POR Laura Fajardo Horno
02/08/2025

El TDAH y el laberinto del fracaso escolar: más allá de la conducta
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) está detrás de un porcentaje altísimo de fracaso y abandono escolar, aunque rara vez se habla de ello abiertamente. Muchos niños etiquetados como "conflictivos", "despistados" o "desmotivados" esconden un diagnóstico no abordado correctamente.
El TDAH no es un problema de conducta. Es un trastorno del neurodesarrollo que afecta a funciones como la atención sostenida, la regulación emocional, el autocontrol y la capacidad de planificación.
Estas funciones son esenciales para el aprendizaje escolar. Pero a menudo se olvida que detrás de esas dificultades existe también un factor clave: la integración sensorial.
TDAH e integración sensorial: una relación ignorada
El procesamiento sensorial es la base que permite a nuestro cerebro organizar y responder adecuadamente a los estímulos del entorno. En niños con TDAH, es muy común encontrar disfunciones en esta integración sensorial: hipersensibilidad a los ruidos, necesidad de moverse constantemente, dificultad para filtrar información irrelevante o falta de percepción corporal.
Estos niños no solo luchan contra la hiperactividad o la inatención; su cuerpo no recibe ni procesa bien los estímulos, lo que amplifica sus dificultades en el aula.
Según estudios recientes, más del 80% de los niños con TDAH presentan perfiles de integración sensorial atípicos. Sin embargo, este aspecto rara vez se evalúa en los contextos escolares.
Neurodesarrollo, alimentación y atención
Desde la Psiconeuroinmunología Clínica sabemos que la alimentación impacta directamente en la función cerebral. Dietas ricas en azúcares, ultraprocesados y aditivos generan picos de glucosa que desestabilizan la atención, aumentan la impulsividad y afectan la regulación emocional.
El cerebro del niño con TDAH, ya de por sí más vulnerable en su autorregulación, sufre aún más cuando la alimentación no favorece un equilibrio neuroquímico adecuado.
No podemos hablar de aprendizaje sin considerar cómo la nutrición modula la función ejecutiva, la atención sostenida y la capacidad de autorregularse. El abordaje debe ser integral: cuerpo, cerebro y entorno.
El fracaso escolar es la consecuencia
Cuando un niño no puede mantenerse atento, termina rezagado.
Cuando no tolera el ruido del aula, se bloquea o estalla. Cuando necesita moverse y se le exige quietud, su frustración explota.
No estamos ante un problema de voluntad o esfuerzo. Estamos ante un sistema que sigue exigiendo uniformidad a cerebros que funcionan de forma diferente. Y en esa exigencia, el niño con TDAH acaba arrinconado, desmotivado y, muchas veces, excluido.
Lo urgente: cambiar la mirada
Es urgente dejar de penalizar al niño que no encaja y empezar a preguntarnos:
¿qué necesita este cerebro para aprender?
El TDAH no es una etiqueta conductual. Es una forma distinta de procesar el mundo. Cuando el sistema entiende esto, el fracaso escolar deja de ser un destino y se convierte en una oportunidad para construir aprendizaje real.
El futuro de la inclusión pasa por comprender el cuerpo y sus sentidos como la base del aprendizaje.
Y ahí, la Terapia Ocupacional tiene mucho que aportar.
¿Y si la etiqueta fuera solo un signo más?
Quizás el TDAH no es solo un trastorno, sino la manifestación visible de diferencias en la forma de procesar la información a nivel neurológico, emocional, sensorial, alimentario y de sueño. ¿Qué pasaría si dejáramos de verlo como una etiqueta y empezáramos a interpretarlo como un signo de que ese niño necesita otras formas de aprender y de ser acompañado?
Cada vez que ampliamos la mirada, reducimos la carga de la etiqueta. Aunque entendemos el poder de las etiquetas para la obtención de recursos económicos y de personal de apoyo, es crucial no quedarnos atrapados en ellas, sino usarlas como una vía para ofrecer respuestas adaptadas y reales a las necesidades de cada niño. Y entonces, el diagnóstico deja de ser un límite, para convertirse en una brújula.
Llamado a la acción: ver al niño desde su verdadera esencia
Es hora de dejar de centrarnos en corregir síntomas y empezar a acompañar al niño desde su verdadera esencia. Validar su potencialidad, entender su forma única de procesar el mundo y ofrecerle estrategias reales para autorregularse es la clave para reducir el fracaso escolar.
Cada vez que empoderamos al niño, le damos la oportunidad de aprender desde la confianza y no desde la lucha. El cambio empieza cuando miramos al niño como un ser completo, no como un diagnóstico. Y así iremos disminuyendo el fracaso escolar, mejorando la autoestima de nuestros niños/as.
La Terapia Ocupacional como llave de acceso
Desde la Terapia Ocupacional trabajamos para comprender cómo el procesamiento sensorial impacta en la atención, la conducta y el aprendizaje.
Diseñamos estrategias que permiten al niño regularse, adaptamos los entornos y acompañamos a docentes y familias para que dejen de ver la conducta como el problema.
En Proyecto PasiTOs, ofrecemos intervenciones dentro de los centros educativos que abordan el TDAH desde la integración sensorial y otras herramientas y técnicas.
Creamos programas personalizados que mejoran la autorregulación, la alimentaciñon, el sueño y así la atención y el rendimiento escolar, con un enfoque interdisciplinar.
Llámanos al 613 02 45 56 y te contamos como podemos ayudaros de manera individualizada y especifica.
Laura Fajardo
Terapeuta Ocupacional
Directora de Poryecto PasiTOs